Las pequeñas cosas

Ante la tempestad, no llega la calma, sino la música.
Usted habitual o esporádico lector debe tener claro que parte de las cosas que me alegran la vida en esta montaña rusa emocional es la música.

También debe saber que salvo muy pocas excepciones, me gusta todo tipo de música y me enfoco mucho en las letras, y puedo sostener una conversación respondiendo con frases de canciones. No tan melómano, pero si feliz de escuchar diferentes ritmos.

Hoy, cuando me empiezo a sentir mejor, he recibido un mensaje muy temprano en la mañana que me ha dejado con una gran carga de energía para el resto del día. Además, he recibido un par de noticias laborales que merecen un poco más que una sonrisa.

Así que quiero hacer un pequeño post de apreciación a esta tremenda canción de 1984: 


Me levanto de la cama tarde,
Que alegría otro día nace,
Es insolente el sol, se mete en cada rincón,
Hoy no sonó el reloj, gracias por ese favor.

Es como una oda al fin de semana, pero al fin de semana en pandemia.
En estas épocas, donde cada día parece ser una mala copia del anterior, los fines de semana nos rescatan de la rutina moderna de teletrabajar, teleestudiar, televivir.

Es posible que  pueda salir de la casa, pero vivir sin estar pendiente del despertador, “ir a la heladera y tomar lo que sea”, termina siendo todo un lujo por el cual vale la pena dar gracias.

Tal vez no sea de su agrado esta canción y lo entiendo. A mi me recuerda los sábados de aseo en la casa de mi abuela, pero me gusta lo que dice. Seguro Usted tiene una canción que lo alegra.... y me alegra. Escúchela y sientase feliz por los 3 o 4 minutos que dure. 

Recuerde las pequeñas cosas y sea feliz. O inténtelo. O disimule, como yo.

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