Decisiones

 "Decisiones, cada día, alguien pierde, alguien gana, Ave María!!"


Nuestra vida está compuesta de varias decisiones, unas más complicadas que otras.

En general, nuestro cerebro se encarga de tomar micro decisiones cuando conscientemente hemos tomado una decisión.

Por ejemplo: la decisión principal es: "quiero un helado". La serie de micro decisiones van desde dar la cantidad de pasos, escoger la mejor ruta, escoger un buen sitio que venda helados y hasta comérselo de cierta forma...

Pero cada decisión tiene un costo asociado y nuestro cerebro procesa cada costo, como si estuviera siempre calculando una compleja función de optimización maximizando el beneficio, al menos el propio. Pero la decisión se vuelve consciente cuando el objetivo es maximizar el beneficio ajeno, o al menos la menor pérdida.

Nunca seremos capaces de descubrir que es lo que realmente implica una decisión nuestra en la vida de los demás, por micro o macro que sea. La famosa teoría del caos lo ejemplifica mejor.

Este autor, ha estado tomando últimamente decisiones que no parecen estar conectadas entre si, decisiones errantes, muchas de esas decisiones consisten en dejar de hacer algo, de desprenderse, de soltar, de apartar, se soltar pesos innecesarios (literal soltar pesos y $).

Esto es hasta el punto de modificar un comportamiento que ha sido consistente con el accionar suyo de los últimos años y que ahora,obliga a salir de la zona de confort. 

Pero el punto no es lo que ya se ha hecho, sino lo que queda por hacer, o decidir... la pregunta aquí es: ¿Qué tanto dinero se necesita para evitar la felicidad? 

La mente de este autor ha estado estrechamente relacionada a las finanzas y a tomar decisiones objetivas, basadas en resultados, minimizando pérdidas. Pero hasta cuando seré consciente que a veces y solo a veces, es conveniente que el corazón se haga cargo de tomar las decisiones importantes? 

Es el eterno dilema. Saber a quién se le da el poder de decisión: a la mente? o al corazón?

Muchos podrán decir que son uno solo y yo les tendré que rebatir, en esta ocasión y solo en esta ocasión, pues al parecer, hace mucho no se hablan. Hace mucho no se conectan. 

En un barco, no pueden haber dos capitanes y la decisión es: quien manda aquí? la mente o el corazón?

Al final, alguien gana y alguien pierde. 

Usted señor lector.... ¿Qué haría?

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