El problema de las fotos

Las fotos y yo somos de distintas generaciones.

Recuerdo la primera cámara de fotos que conocí: una canon de lente gigante, no recuerdo el modelo, pero sé que mi papá la atesoraba. Tenia un estuche muy fino para ella y para el flash. La primera vez que tuve consciencia de una foto mía, fue en alguna salida familiar al Cerro de Monserrate en Bogotá con algunos familiares. En ese momento, mi papá con su vieja canon nos pidió "posar" para la foto con la ciudad de fondo. Yo usaba una sudadera verde idéntica a la de mi papá.

Sin embargo, había que esperar a completar las 24 fotos del rollo e ir a un local de "Foto Japón", normalmente el de la calle 3ra con 56. Pero a nuestro lado, muchas familias tenían sus fotos instantáneas con su Polaroid de moda.

Pasó el tiempo y la cámara se renovó. Papá volvía de un viaje y tenía una nueva cámara y ojo con esto: CON FLASH INCORPORADO!!! La evolución de las canon había llegado a nuestra casa, además, tenía zoom hasta de 3x o algo similar. Era toda una novedad. Pero el siempre la cargaba en sus viajes, por si algo pasaba en carretera y merecía un recuerdo de esos momentos.

La afición de mi papá por las fotografías hacían que me obligara siempre a posar ante todo evento: cuando tenía mi uniforme completo de la selección para el mundial 98, mi primer día de colegio y los cumpleaños de rigor. En ese momento, me pedían decir "whisky" y eso era todo, yo sonreía con autentica inocencia.

Después fue muy costoso revelar las imágenes y la llegada de las cámaras digitales hizo esperar a que yo mismo comprara mi propia cámara digital: una linda Sony de baterías AA recargables. La llevaba a todos lados y no la prestaba, yo era casi el único que podía usarla; eso hizo que dejara de aparecer frente a la cámara.

Con la llegada de los celulares, todos eran fotógrafos, todos suben fotos y son fotos muy felices. Pero nunca hice el curso adulto de sonreir. 

En una reciente revisión de todas las fotos históricas que tenía en un viejo DD, me cuesta encontrar una foto donde yo esté autenticamente feliz, con esa risa expontanea y no fingida para una foto, como las que tenía de niño. Tal vez por eso las fotos y yo pertenecemos a épocas distintas, donde mis mejores recuerdos no tienen foto porque estaba ocupado siendo feliz.... o porque mi celular toma fotos de mierda.... o porque yo no se tomar buenas fotos o todas juntas.

No se de composición, de luces ni mucho menos de filtros. De hecho si reviso las últimas imágenes de mi celular, son fotos de comida que comparto con mis padres como prueba fehaciente que no me muero de hambre, pantallazos a gráficos que tengo que replicar en mi trabajo, memes para compartir en el grupo de amigos de Whatsapp..... o fotos de ella, que me hacen creer que aunque me cueste sonreir en las fotos, puedo sonreir por sus fotos.

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