La hora del té

Tal vez muchos de Ustedes tengan un lejano recuerdo de cuando la rebelde iguana tomaba café a la hora del té.

Fue toda una declaración de intenciones infantil. No se hace lo que se debe hacer, sino lo que se sale de los cojones. Puede ser la hora del té, pero si la Iguana quería tomar café, pues toma café y punto.

La linda costumbre del té la aprendí de una buena amiga en Chile y durante mucho tiempo, en los momentos de soledad, me tomaba un té, aún más cuando hacía frio.

A pesar de ser colombiano, nunca fuí un gran catador de café, como injustamente se me trató por mi nacionalidad. También me preguntaban si vendía droga, pero esa es otra historia.

En estos tiempos de frío y abandono absoluto, he recuperado esa linda tradición, encontrando muchos sabores y nuevas variedades de té.

Porque así como la rebelde iguana, se me da la puta gana de tomarme un té a la hora de la tristeza.

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